El puente de Octubre del año pasado decidí pasarme por París para ver de cerca la Torre Eiffel ya que todo el mundo que la ve dice que es impresionante, la verdad es que no es para tanto, yo me subí para verla de cerca y sinceramente si que es una obra de ingeniería pero si estuviera hecha con palillos todavía tendría más merito pero no voy a ser yo, un perro, quien se lo quite.

Había mucha gente esperando para subir pero yo me colé y trepé por un lateral, la verdad que las vistas eran muy bonitas.

Habían muchos humanos de color, negro, que vendian Torres Eiffeles de todos los tamaños y precios, menos en la que yo me subí, que me dijerón que no estaba en venta.

Luego fuí a un supermercado a comprar un poco de queso y vino ya que es lo tipico en este país.

La verdad es que de todo Francía el sitio menos caro me pareció París, aunque acostumbrado a que aquí nos cobren hasta el agua del grifo, cosa que allí no sucecío me pusierón una botella sin marca y un cenicero para echarmela y unas sobras deliciosas.

Espero poder volver pronto a París ya que vi poco más que la Torre Eiffel.